OPINIÓN – Marta Rey Souto
A Gonzalo Caballero se le pueden reconocer algunos defectos, pero sobre todo goza de una virtud innegable. La perseverancia y la resiliencia. Siempre. Como Osasuna, nunca se rinde. Reaparece en cada proceso. Y aunque en ocasiones de un paso atrás en el último minuto, como ocurrió en el pasado congreso gallego y varias veces antes, no duda en dar dos al frente si se presenta la ocasión.
De hecho, todo parece indicar que lo acaba de hacer en las primarias de su partido en Ourense. Sus fichas en el tablero ourensano se han movido de forma inesperada. Ni una ni dos. Todas de golpe. De estar con Rafael Rodríguez Villarino a situarse en frente.
Objetivamente, ocurre lo siguiente: Las personas más vinculadas a él, que ocuparon puestos claves en la dirección liderada por Rodríguez Villarino, tan relevantes como el de vicesecretario provincial (Álvaro Vila, todavía lo es hoy) o de secretario de Organización (Diego Alonso hasta hace unos meses y actualmente Javier Rey), se presentan ahora como la alternativa a la dirección de la que llevan años formando parte. Como la alternativa a sí mismas, en definitiva.
Tan es así, que Álvaro Vila, dando la cara, y Javier Rey, en la trastienda, lideran una de las dos candidaturas que opta a la secretaria xeral del PSdeG-PSOE en Ourense, en alianza con una parte de la agrupación local de la ciudad, liderada en este caso por Natalia González. Al menos a ella, en el PSOE ourensano se le reconoce la coherencia de haber estado siempre frente a Rodríguez Villarino. Curiosamente, también de Álvaro Vila y Javier Rey, lugartenientes del primero hasta hace solo unas semanas. Pero la política orgánica funciona así a veces, a golpe de alianzas tan inexplicables como incomprensibles.
Al contrario de lo que ocurre en Lugo, a las primeras ourensanas se le está dando una lectura global en el ecosistema socialista de Galicia. Hay quien las mira como el primer paso del intento de reconquista del partido socialista en Galicia por parte del gonzalismo. Aunque ahora Ourense pinta cada vez menos en la arquitectura orgánica del socialismo gallego, los más veteranos recuerdan como en un pasado nada lejano fue decisiva en los siempre difíciles equilibrios de poder en la Galicia socialista. Para los afines a Caballero sería una gran conquista.
Pero en el mundo real, el problema del socialismo en Ourense parecer ser otro: su progresión hacia la irrelevancia, no tanto en las alcaldías de villas y pueblos, con resultados aceptables en unos casos y destacables en otros, sino en el plano autonómico, provincial y, especialmente, en la ciudad.
Los datos, los resultados, son en este caso la prueba del algodón que rara vez falla. En las elecciones autonómicas, la referencia electoral más próxima, el resultado fue histórico por malo. Tanto como el derrumbe del partido, pues tuvo que conformarse con un solo diputado, que contrasta con los 5 del 2009. Ourense resultó determinante para que Besteiro se quedase por debajo de la barrera de las 10 actas.
Un único escaño autonómico en una provincia como Ourense es un bagaje difícilmente digerible, hasta el punto de que en el mapa electoral de Ferraz se le ha puesto un gigante punto en rojo que nada tiene que ver con los colores del partido, si no con el nivel de preocupación.
No es para menos. El peso del socialismo ourensano en el Parlamento de Galicia es hoy el mismo que el de Democracia Ourensana. De hecho, en la ciudad le pasó por encima en estas mismas elecciones, relegándolo a 4ª fuerza, algo que no ha pasado en ninguna ciudad gallega, ni tan siquiera localidad, pues el PSdeG-PSOE ha mantenido en casi todas ellas el tercer puesto, detrás de PP y BNG, en el peor de los casos.
Precisamente el partido de Gonzalo Pérez Jácome es otra enorme piedra de tamaño creciente en el zapato del PSdeG. Gobierna la ciudad después de ser la fuerza más votada en 2023, sustituyendo precisamente a los socialistas, que fueron los más votados solo 4 años antes, en el 2019. El blancazo en la ciudad, donde también está la sede de la Diputación, ha sido monumental, pues pese a que el PP perdió la mayoría absoluta hace ya 6 años, el PSOE no gobierna ni en un lado (Concello) ni en el otro (Deputación).
Y en esta encrucijada se mueve hoy, y seguirá haciéndolo durante los próximos días, hasta el 27 de abril, el debilitado socialismo ourensano.
Será ese día cuando la militancia decidirá si aúpa al liderazdo del partido a quien fue su número dos durante los 8 últimos años, una vez que Rafael Rodríguez Villarino decidió retirarse del proceso, o bien apuesta por una mujer, la alcaldesa de A Pobra de Trives, que apuesta por hacer realidad en la Deputación de Ourense lo que los ourensanos votaron en las urnas al negarle la mayoría absoluta al PP.